lunes, 27 de abril de 2009




Nuestra mierdecilla

Hay una pobreza mísera y otra pobreza del evagenlio.
Pero existe el pobre, pobre.
Pobre, pobre. Pobre.
¿QUE HACEMOS DE LA POBREZA?
¿QUE HACEMOS DEL POBRE, POBRE?
¿QUE HACEMOS DEL EVANGELIO?
Poema de Pedro Casaldaliga


Creo que no miento al decir que no suelo quedarme con lo mísero de la gente, especialmente de los que me rodean, es más, trato de no fijarme, de escaparme de eso y procurar buscar otras cosas de cada uno; de mil maneras: desviando conversaciones hacia derroteros más sanos, eludiendo preocupaciones de plus ("que hago esto y lo otro por si me pilla la crisis"...), esquivando críticas hacia compañeros...se que en esto a veces soy una molestia para algunos, pues quizá no dejo que se desahoguen...
Y no miento tampoco al decir que soy yo la primera que anda pringada de mierdecilla hasta la médula y por ello esos esfuerzos por quitar toda la posible.
Pero últimamente me está tocando fijarme un poco en esta miseria nuestra, la de cada uno. Si, es una pena, dejar de vivir desde la mejor de cada uno y una. Es una pena, últimamente veo en mi entorno cierta obseción por la autoestima, casi por el prestigio, pequeñas fijaciones por las pelas, miedos por la gente distinta, rarezas entre los que más admiro...y como siempre veo las mías y lo dificil de desprenderme de mis contradicciones. El darme cuenta de que otros las tiene me hace ser más realista, pero me da pena. Ahora me parece todavía más dificil y más solitario quitarme las mías y poder llegar de verdad al que lo pasa verdaderamente mal.
¿Qué hacemos de nuestras mierdecillas?
¿Qué hacemos del pobre, pobre si las llevamos a cuestas?
¿Cómo llevar la buena noticia?
Me gusta pensar que se puede todo a la vez, es una especie de mezcolanza, en la que solo entre todos podemos dar buenas noticas a quienes verdaderamente las necesitan y que sólo es con el impulso de entre todos como con mil esfierzos personales, de cada uno, podemos quitarnos, nuestras miserias, todas las posibles.

No hay comentarios: